La primavera está en su máximo esplendor, después de las lluvias del pasado mes de abril, los colores del campo han cambiado, del gris y el verde seco han pasado al amarillo, blanco y rojo y es que las flores han aparecido.
Aprovechando este buen tiempo, nos hemos acercado a Extremadura para pasar un fin de semana. El paisaje era muy bonito, lleno de matorrales en flores y riachuelos.
Además del paisaje, pudimos disfrutar de unos olores y sabores inmejorables, el jamón, la morcilla, el queso de cabra, las migas extremeñas, el cordero....
Las migas, tan populares en el medio rural, son similares en todas partes de España aunque cada región le da su toque. En concreto, las cacereñas son rojizas y el pimentón le da un sabor muy particular. Las manchegas, son migas más doradas, como consecuencia de haberse tostado en la sarten despues de muchas vueltas en ella.
En casa multitud de ocasiones hemos celebrado los eventos familiares con un buen plato de migas manchegas.
Pese a que los ingredientes de este plato sean muy humildes, el sabor es riquisimo, la mezcla del aceite frito impregnado en el ajo que previamente hemos sofrito, y las migas de pan previamente humedecidas en agua con sal. Resultan un plato sabroso que acompañado con chorizo frito, morcilla, torreznos, pimientos verdes fritos y uvas hacen un menú digno de ser disfrutado en buena compañía de vino, familia y amigos.
El proceso de elaboración de este plato, no es sencillo pues las migas no deben estar muy mojadas ni muy secas y nunca se deben quemar, pues en vez de migas haríamos tostones para la sopa.
Por tanto, el agua añadida debe ser la justa y muchas deben ser las vueltas en la sarten.
Al final quedará una migas " sueltas", es decir no pegadas entre ellas, con un sutil sabor a ajo y un color dorado que muestra su paso por la sarten.
Vamos, delicioso!!!!
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