En un lugar de la Mancha, hay una casa que recuerda las posadas y fondas de la época. Con sus portones grandes y sus paredes encaladas, con un patio empedrado su pozo. Del patio central, salen las distintas viviendas: la casa principal, la casa del pastor, la pocilga,..
Una de esas puertas lleva a un corral donde viven y se alimentan unas gallinas, que en su día a día se relacionan con otros animales domésticos como los corderos y las ovejas. Cada cierto tiempo, el rebaño crece con la venida al mundo de algún corderito o disminuye por algún festejo.
Hay un plato manchego muy utilizado en momentos de celebración que se llama caldereta de cordero, aunque por esos lugares también se conoce como frite de cordero.
Existen muchos variantes de este plato, pero en el fondo todos llevan lo mismo, cordero troceado, preferiblemente pierna, rehogado en aceite de oliva, unos ajos, sal, pimienta, pimentón dulce, pimiento seco o ñora, tomate con lo que se hace un sofrito, se le añade caldo y se deja cocer. Posteriormente, para que la salsa espese, se incorpora el higado machacado para que espese la salsa. Hay personas que le añaden almendra molida
Mi madre suele preparar un frite muy muy bueno. Normalmente utiliza una sarten con patas sobre un fuego de leña de encina. El aroma de la encina al arder se mezcla con el sabor tan intenso de la carne natural, confiriendole un sabor digno de celebración.
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